Llevamos dos días de clase desde que la triste noticia del asesinato de Gabriel, un inocente de 8 años que tenía toda una vida por delante para ser feliz.
Mis niños cada mañana llegan a clase con nuevas noticias del caso, porque aunque son pequeños y quizá debiéramos mantenerlos alejados de esta maldad, es inevitable que escuchen y vean.
Hoy uno de ellos venía realmente triste, "esta tarde lo entierran" me ha contado, "y sólo tenía ocho años, como yo". Así que no podíamos dejarlo pasar, y aunque no me guste hablar de estos temas con ellos es necesario hacerlo. Esos sentimientos, esa angustia, ese preguntarse y no obtener respuesta, respuesta que ni los adultos llegamos a entender, debemos dejar que salgan, que no se queden dentro. Es muy importante que el niño sepa manifestar sus sentimientos, que sepa gestionar sus emociones.
Así que así ha surgido nuestro pequeño homenaje a Gabriel. Cada niño ha hecho un pececillo y se lo ha dedicado a Gabriel, lo han hecho lo más bonito que han podido, incluso, algunos le han dedicado unas bonitas palabras. Después lo hemos pegado en una ventana del aula. Los niños se han quedado mucho más tranquilos y reconfortados.
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