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viernes, 22 de marzo de 2019

Las etiquetas

Hace algunas semanas trabajamos el cuento de Topito Terremoto, ¿os acordáis? Anna Llenas, escritora infantil, nos presenta, a través de este entrañable cuento, una historia sobre la hiperactividad y la manera de aprender a canalizar esta desbordante y luminosa energía sin prejuicios y desde el amor, para que los pequeños que la sufren, empiecen a sentirse bien con ellos mismos.

Hoy hemos vuelto a retomar el cuento porque tenía pendiente trabajar con mis niños otro tema primordial que recoge el libro: la imposición de etiquetas. Un niño que es etiquetado como "pesado", "despistado", "lento", "inútil", acabará por creérselo, sobre todo cuando esas etiquetas vienen impuestas por sus figuras de referencia como lo son para él padres y maestros. Se trata del llamado "efecto Pigmalión", caracterizado por la influencia que una persona puede ejercer sobre otra.

Lo que pensamos lo decimos, y no somos conscientes de que estamos juzgando y etiquetando a los niños injustamente, condicionando su comportamiento y creándoles profundas heridas que pueden doler durante años si no se cicatrizan correctamente.

Pero por suerte, el efecto pigmalión no tiene sólo efectos negativos, sino también positivos. Si alguien nos valora, aumentará nuestra autoestima y también posibilidad de éxito. Por ello, potenciemos los aspectos positivos de nuestros niños, que son muchos.

Para trabajar las etiquetas hemos utilizado un recurso muy atractivo y con muchísimas posibilidades. Ha sido una sesión mágica en la que todos hemos disfrutado muchísimo.







Hemos recordado el día que Topito llegaba contento a su casa con una nota del cole. Realmente él no sabía muy bien el por qué del enfado de sus padres...



Le ponen tantas etiquetas que ya no sabe quién es... Cada uno de los niños ha cogido una etiqueta y se la ha ido poniendo a Topito: pesado, desobediente, inmaduro, descarado, impaciente, raro, insoportable, hiperactivo, malo, desordenado, desastre, despistado, nervioso, tozudo, torpe, llorón...








Después hemos mirado a Topito con otros ojos, y poco a poco hemos cambiado todas esas etiquetas negativas por características bonitas y agradables.




Al final Topito, gracias a nuestra ayuda ha conseguido ser cariñoso, bueno, con muchos amigos, obediente, con buen comportamiento, guapo, gracioso, buen amigo que sabe perder perdón, simpático...

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